BICHO
Normalmente somos nosotros los que elegimos a nuestras mascotas, pero en mi caso, fue mi gato quien me eligió a mi. Era junio del año pasado, el día anterior había estado hablando con mi novio de adoptar un gato, pero como siempre él me
decía lo mismo, que no quería animales en casa y que bastante que me había
dejado adoptar dos cobayas. Al día siguiente, cuando volvía a casa, tuve una extraña sensación de que alguien me seguía, pero
no veía a nadie alrededor. De repente, cuando iba a abrir la puerta del portal,
noté un roce en mi pierna. Miré hacia abajo y ahí estaba él, mirándome con esa
carita tan mona. Eché un vistazo alrededor buscando a su madre, pero estaba él
solito. El pobre iba maullando mientras me seguía, y cuando me agaché a
acariciarle, se subió en mis brazos de un salto y decidió que de ahí no se movía! Así que a pesar de las
represalias que me iban a caer al subir a casa, decidí que por lo menos tenía
que darle algo de comer. Pero al abrir la puerta, ni siquiera mi novio pudo
resistirse a esa cosita tan adorable y cariñosa. Intentamos darle un poco de
leche, pero no la tomaba, así que probé con unas
lonchitas de pavo partidas en trocitos chiquitines, y le encantaron! Le pusimos una mantita para que pudiera dormir calentito, y al
día siguiente ya le compramos todo lo necesario para que estuviese agusto y le llevamos a su primera visita al veterinario. Como se
pasaba todo el día correteando por la casa, siguiéndonos y haciendo trastadas,
mi novio decidió llamarle “Bicho”. Ya ha pasado más de un año desde esto, y la
verdad es que se ha convertido en un miembro más de la familia al que queremos
con locura!!
El primer día en casa:
Conociendo a Kira (mi cobaya valiente):
Meses después:
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